domingo, enero 15, 2006

Asuntos pendientes (Olivier Marchal): 7,5

El thiller es un género gastado. El efecto que sobre él produjeron los seguidores de las excelentes "El silencio de los corderos", "Seven" y "Pulp Fiction" provocó una oleada de películas de usar y tirar, de películas hechas con plantilla. Protagonistas torturados, antagonistas psicópatas, atmósferas lluviosas, verbo grácil e irónico, un crimen cada quince minutos, un secuestro como punto de giro hacia el desenlace, y un enfrentamiento final siempre resuelto en pro del protagonista que, del mismo modo, liberaba sus traumas, encaminaba una nueva vida y nos echaba plomo en los párpados.
Este desgaste fue soslayado por una película a contracorriente del resto, y que hacía que pudiéramos distinguir más claramente la paja del heno: "Memento", cuyas continuaciones en la pluma y la claqueta de Christopher Nolan permiten que los desconfiados sigan viendo una luz al final del túnel del género. "Asuntos pendientes" nos acerca un poco más a esta luz.
Y es que al revés que en todos esos productos de productor, en "Asuntos pendientes" hay historia para contar muchas historias. Hay tantas historias que en algún momento parece acusar un inexistente origen de novela. Se ha hecho tanto esfuerzo en la escritura que hay tantas tramas y subtramas que se entremezclan para volverse a separar que podía haber dado lugar a un gran drama de vidas cruzadas, pero Marchal, Mancuso y Rappeneau optan por la concentración como medio de suma de interés, escogen la vía del enfrentamiento entre los personajes de Auteil y Dépardieu como vía de multiplicación de la intriga.
Así, el duelo entre estos dos polis de vaso corto y pistola larga se vuelve tan real como el fondo de aspiraciones laborales que aborda. Esas intrigas nada palaciegas están tan bien introducidas que acabamos viéndolo como una metáfora de cualquier trabajo, como un enfrentamiento entre el trepa de toda la vida y el que no quiere ascender, pero sí hacerlo bien. Y es ahí donde se descompensa, de su virtud de buscar personajes profundos nace el mayor de sus defectos: Depardieu no defiende un personaje, sino un esquematismo cercano al de los thrillers de los que huye. Eso quizá resta credibilidad, pero no evita que la intriga siga disparándose. Que los tiroteos parezcan de "Heat" y los conflictos de drama francés. Que nos comamos las uñas mientras comprendemos y queremos a Auteil y sus secuaces. Que disfrutemos de un thriller de los siempre y no de los de antes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El sábado pasado vi esta película y me gustó mucho. Creo q el personaje de Dépardieu no convence xq está encasillado en papeles de "bueno".

Alberto Córdoba dijo...

Es cierto que Depardieu no sólo está encasillado en papeles de bueno, sino que está encerrado en mierda, en toda la mierda que rueda para poder pagar la hipoteca de su casa de campo.