domingo, octubre 21, 2007

13 ROSAS (Emlio Martínez-Lázaro): 5,5


13 rosas es el primer fiasco de Martínez Lázaro. Y lo es porque no ha sido fiel a sus señas de identidad. No ha sido fiel a lo que mejor sabe hacer.

Martínez-Lázaro es un gran narrador de la cotidianeidad. Su mirada pequeña, despreocupada e irónica le permite acercarse a la realidad para captarla y hacerla cine. Porque a él lo que le gusta es el cine. Y quiere hacer del cine espectáculo, quiere hacer de las pequeñas cosas de la vida cosas interesantes y divertidas.

De eso tratan sus comedias, en eso brilló en su incursión en el thriller. Eso es justo lo que se echa en falta en 13 rosas. En su afán de hacer cine de espectáculo, Martínez-Lázaro se ha lanzado a una historia demasiado grandilocuente. Que fuera verdad no significa que se pueda recurrir a la realidad, a la cotidianeidad. Al contrario, es una de esas historias más grandes que la vida, que están llenas de grandes momentos. Y la especialidad de Martínez-Lázaro son los pequeños momentos.

Al hacer espectáculo, Martínez-Lázaro se pierde en el camino. Su película abusa de intento de emoción sin haber intentado hacer que queramos antes a los personajes. Por eso nada de lo que sucede nos importa demasiado. Sólo cuando vuelve a su territorio, Martínez-Lázaro nos llega. Cuando Verónica Sánchez ligotea con un espléndido Félix Gómez, cuando Pilar López de Ayala nos lee una carta con la sobriedad que falta a todo el resto de la película.

EL ORFANATO (J.A. Bayona): 9


El cine español está de enhorabuena. No sólo las taquillas se han poblado, los intelectos también.
Y es que hace mucho que no se veía una peli española capaz de crear una nueva ficción con tal grado de verdad. Está claro que la especialidad del cine español son las pelis de realidad. Lo que no estaba tan claro es que fuéramos buenos en crear nuevas realidades. Y Bayona demuestra que se puede hacer. ¿Cómo?
Lo primero es buscar una buena historia. Bajo la apariencia del subgénero de casas encantadas, El Orfanato ofrece un cuento de los de antes, un cuento de los de siempre. Un cuento donde nada sobra y todo encaja, donde todo tiene su interpretación narrativa y su interpretación metafórica, donde realidad y ficción se unen para formar algo mejor.
Lo segundo es llevarla a imágenes con fuerza. Y si en la escritura, Sergio G. Sánchez brilla, en la dirección Bayona alcanza el mismísimo cielo. Planos nítidos siempre desde el punto de vista mejor para la historia, atmósfera de desasosiego creciente sin apelar sustos, actores nacidos para sus papeles sin que tengan ser caras, e interpretaciones contenidas sin hacer que sean frías. Todo se une para conformar la película con mejor puesta en escena que se ha hecho en España en muchos años. Cada una de las escenas tiene magia, cada una de las secuencias te lleva a una nueva realidad.
El cine español está de enhorabuena. El Orfanato va a conectar con la gente y va a conectar con los premios. El Orfanato va a conectar con la historia.

lunes, octubre 15, 2007

EL ÚLTIMO SHOW (Robert Altman): 9

Han pasado ya ocho meses desde la muerte del Maestro Altman, pero escribo ahora porque hasta ahora no había podido ver su última peli, su último show, su obra maestra final.

Siempre he considerado a Altman no sé si el mejor, pero sí el más genuino de su generación. Coppola o Scorsese pueden tener obras puntuales más definitivas (El Padrino, Taxi Driver), pero ni el conjunto de su obra guarda su coherencia ni sus ideas han resultado tan vitales para el avance del cine. Su coherencia no es sino el resultado de su libertad, de la capacidad para arriesgarse y pasar de productores y taquilla, para pasarse por el forro cualquier amenaza de control. Sus ideas son tan claves que no han necesitado de los años para hacerse indispensables.

La coralidad como marca de fábrica. La narración de historias entrelazadas que construyen un único conjunto. La improvisación como generación de vida y de hacer autores a los actores. La música como una parte más de la historia. La sátira como vía de corroer lo establecido. El amor/odio por la América profunda, como única forma de aproximación a los personajes.

Su cine es el compendio de todas sus innovaciones. Y el cine las ha recogido todas y las ha integrado. Él las recoge todas en A prairie home companion. Y como de costumbre, nos arranca toneladas de risas inteligentes. Como de costumbre, nos eleva hasta emocionarnos.

Termina sin elevar la voz, sin despedirse con alharacas. Termina haciendo de la vida una celebración de la tragedia. La vida, como una mierda a la que el humor, la música y las contradicciones vuelven simplemente maravillosa.