sábado, agosto 12, 2006

EN LA CAMA (Matías Bize): 6



Hay películas que se definen más por lo que podrían ser que por lo que son. Son películas cuyas propuestas superan a sus soluciones, cuyas intenciones van más allá de sus aportaciones. Ésta es una de ellas.

Todo parte de un log-line tan simple como sublime (chico y chica se conocen bíblica y humanamente en una habitación en una noche). Además, es desarrollado con coherencia argumental y estilística (efectivamente, no salen ni de la habitación ni de la noche). Todo esto es logrado por Matías Bize, su guionista Julio Rojas y sus actores -que cual Ethan Hawke y Julie Delpy, me temo que aportan a sus personajes algo más que la carne y el verbo-. Pero también son ellos responsables de proponer más cosas de las que son capaces de tratar, de abordar nuevos temas que apenas tienen que ver con la historia que se quiere contar.

Y es que en su búsqueda de la verdad pero también del interés, Bize y Rojas optan a veces por giros argumentales que se salen de la propuesta de normalidad y metáfora. Optan a veces por introducir temas nuevos –cine, bulimia- que no vienen al caso. Optan a veces por recursos de enternecimiento que parecen más propios del trauma de un superhéroe que de la realidad de un ser cotidiano. Optan por una estética no definida que no siempre deja ver la historia y la intrahistoria. Optan finalmente por un desenlace en cuya mirada de miedo podemos ver las nuestras. Ese miedo a encontrarnos en el filme que sentíamos en los primeros planos de esta cama. Y ese miedo a descubrirnos que no alcanzan Bize y Rojas a encontrar y explotar durante todo el metraje, durante toda nuestra estancia en la cama.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Parece un muy buen argumento, una pena que no lo hayan sabido aprovechar bien. Por cierto, menos mal que has vuelto de vacaciones, tu blog estaba un poco parado

Alberto Córdoba dijo...

Efectivamente, el argumento es excelente, pero me gustaría que otros opinaráis sobre si os convence el desarrollo. Al Jurado de Valladrolid sí le debió convencer