martes, marzo 02, 2010

AN EDUCATION (Lone Scherfig): 8,5

An Education no es sólo la película más deliciosa de la temporada. An Education es una película educativa sobre la educación. Es educativa porque entra dentro de eso que podríamos calificar como el cine de valores, ese cine que desde pequeño consumimos como una materia más en nuestra educación. Es sobre la educación porque afronta de manera central las trampas, los riesgos y los logros de una buena educación.

Decía un cura de mi colegio que en la vida siempre hay que elegir entre dos opciones: una buena y otra mejor. La protagonista de An Education siempre se enfrenta a ambas. Y por supuesto, no sabe cuál es cuál. Sí sabe cuál le reporta más placer, más rendimiento inmediato. Sí sabe cuál es la que le han enseñado desde pequeña. Sí necesita un refuerzo que le lleve a aceptar el camino más largo.

Carey Mulligan  se pasa en este discurrir toda la película. Y se pasará el resto de su vida. Como nosotros. Tanto en nuestra vida personal como en nuestra carrera profesional.

Todos sabemos que hay un subconsciente colectivo que acaba haciendo que todos los mensajes de las madres sean el mismo. “Estudia, hijo, para cuando seas mayor”. Te conminan a aburrirte en pro de un supuesto beneficio futuro. Pero nunca sabes cuál es. Con tal convencimiento es fácil caer en cuanto aparecen otras opciones en forma de distracción. Quizá las chapas puedan combatirse. La tele frente a la lectura será un esfuerzo diario. La fiesta y las chicas terminarán con dicha certeza.

A la protagonista casi le cuesta  el resto de su vida no vencer esas tentaciones. Porque además, el camino más corto suele vestirse del aparentemente más educativo. En este caso, la universidad de la vida le  aparta de la universidad de los libros, pero le enseña el jazz, le muestra la música clásica, le lleva a París, aprende a realizar sus sueños. Sus sueños más superficiales. Los que pueden proporcionarle más satisfacción presente, menos libertad futura.

En la carrera profesional, nos encontramos continuamente esas trampas. Trampas que, al igual que el diablo, se visten de Prada. Trampas en forma de sueldos grandes con responsabilidades pequeñas, status altos para puestos sin contenido, redes de relación importantes que esconden actividades sin aprendizaje, roles donde no explotar ninguna de las propias virtudes, excesiva seguridad futura y presente inactivo.

La crisis ha destapado y vaciado muchas de estas trampas. Y no tienen nada de malo, son opciones buenas pero hay que saber que son trampas. Trampas que alejan del objetivo futuro, que dificultan llegar a ser quien uno quiere ser.

En el camino, uno puede llegar a dudar incluso de quien quiere ser. Carey Mulligan lo duda. Y está a punto de caerse por el precipicio de la vida fácil, de la futura vida complicada. En momentos como ése es cuando más necesitamos un apoyo. Ella reclama un primer apoyo, alguien externo que le diga lo que tiene que hacer. 


Hoy mucha gente tiene el problema de que está en el paro, tiene la oportunidad de decidir su destino laboral. Por eso, y ante la duda, muchos están recurriendo a asesores de carrera profesional. Los que han salido de su empresa mediante Outplacement no sólo tardan mucho menos en recolocarse, sino que lo hacen mejor. Porque llevan ese asesoramiento incorporado. Y están eligiendo proyectos alineados con sus capacidades, donde puedan desarrollar al mismo tiempo sus sueños y sus fortalezas, donde tengan siempre retos reales, donde puedan practicar en la reducción de sus debilidades.

El segundo apoyo que pide la protagonista es que no le basta con hacer, necesita que le expliquen por qué nos educan. Ante la posibilidad de elegir, no nos basta con saber los caminos, necesitamos saber los porqués. Muchas veces los jefes repartimos responsabilidades pero no explicamos   el rol que éstas juegan dentro del aprendizaje de uno. Y al no explicarlas, podemos estar haciendo que la otra persona no vea más que el aburrimiento y el sufrimiento que significan, estamos haciendo que elija el otro camino.

Parte de educar es educar en la educación. Carey Mulligan lo aprende. Y a partir de entonces, sabrá cuál es el destino. Tendrá que elegir muchas veces entre una opción buena y otra mejor. Habrá muchas veces que se equivoque. Habrá muchas veces que caerá. Pero podrá levantarse. Porque sabe dónde ir. Porque sabe por qué va allí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gran película con gran calado emocional que encoje el alma, ante como dice 'mato' las 'bondades sumamente atractivas' de la mala educación.

Qué peligro y cuánto hay que desconfiar del que aunque sonriendo te lleva a lo que está fuera de todo momento, circunstancia y lugar.

Llama la atención la patria potestad ejercida por esos padres tan corrientes, que adoraban a su hija pero no tenían la inteligencia que su hija adolescente había ya adquirido en los libros y en las aulas.

La maestra, crucial en la educación de un adolescente, ... Gran educadora, por cierto, que transparenta lo importante de la elección de los maestros

Peliculón duro pero SABIO...que ya está bien de las blanderias 'aparentes' y del 'no importa' o del 'no es para tanto'; porque TODO IMPORTA cuando se habla de EDUCACIÓN y de PERSONAS!