Acabo de terminar mi primer montaje serio.
Por "serio" me refiero esencialmente a dos cosas: que cada escena vaya alineada con la siguiente y que es justo lo que fue escrito en el guión. Por "primer" quiero decir que no es sino el primero, un borrador de lo que podrá quedar después.
Pero empieza a dar pistas. La primera es la duración. Mi guión ocupaba 64 páginas. Según las afamadas reglas de Robert McKee (el pesado que daba charlas de guión a Nicolas Cage en Adaptation), eso supone 64 minutos. Bien, su traslación a pantalla han sido 113 minutos, un error de sólo un 76%. Lo suficiente para hacer que cualquier persona no nazca, que un disparo al aire se convierta en asesino, o que las leyes de Mendel hagan que una jirafa devenga chihuahua.
Este error supone dos cosas: o Robert McKee no sabía de lo que hablaba o mi película es infinitamente lenta. Pero también puede suponer una tercera: que se cumplan las dos cosas. Me inclino por la tercera.
Escena por escena, he calculado cuanto podría llegar a reducirse cada una y me sale que podría llegar a 91 minutos. Y ahí se cumplirían 3 leyes de Robert McKee: la peli debe durar hora y media (91), el planteamiento duraría 25 minutos (24 en la mía) y el desenlace 20 (21 en la mía).
Pues parece que no voy tan mal, que puedo no ser tan lento. Parece que Robert McKee sabía de lo que hablaba. Parece que una vez más, si uno se empeña, los números siempre dan la razón.
1 comentario:
Ya sabes como es esto de las estadísticas: se pueden manipular. Sobre todo si no te convienen. A ver si van a coartar tu creatividad. Y si difieren mucho de lo que se ha escrito: escribe un libro cuando termines el montaje. Y ya nos contarás cuanta infelicidad te produce la post producción.
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