Cuando uno entra a ver una peli como The Company Men, lo hace con todo el escepticismo posible. Es el miedo a que Hollywood, la máquina feroz de transmisión de valores del capitalismo, sea capaz de forrarse a costa de parecer revolucionario. Si a esa desconfianza, le añades la presencia del actor que más odio, Ben Affleck, te planteas por qué estás ahí.
Y durante un rato, todos esos miedos aparecen y se multiplican. Me llevan a que vea todo lo que sucede con distancia. Pero de repente hay un momento en el que te olvidas. Te olvidas de que es Hollywood quien lo cuenta. Te olvidas de que es Ben Affleck quien protagoniza.
Y te olvidas porque lo que ves huele a verdad. Porque la relación entre Affleck y su mujer es real. Porque el guión propone una cosa y la realidad la eleva. No creo que su dirección sea sustantiva, pero sus intérpretes sí consiguen que lo sea.
Y así entre una dirección invisible y unos actores estupendos, el guión te lleva a un lugar al que nunca creíste que te iba a llevar Hollywood. Te lleva a plantearte lo que haces. Te lleva a plantearte lo que no haces. Te lleva a querer a los personajes y a odiar el mundo en el que vives.
Te lleva a saber que es el momento de cambiar el mundo y que hay mucha gente que ya lo está haciendo.
Quizá no sea buen cine dar la respuesta, pero me encanta que lo haga, me encanta que se comprometa a hacer y no sólo a hablar .
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