domingo, enero 31, 2010

UP IN THE AIR (Jason Reitman): 8

También un despido puede realizarse con dignidad. Con dignidad para el ejecutado, con dignidad para el ejecutor. Para la víctima y para el verdugo.
George Clooney lo demuestra en Up in the Air. A lomos de un avión se embarca en un viaje desde las nubes hasta el pozo. Desde la decisión hasta la acción. Su misión no puede estar más de moda: practicar despidos colectivos de forma individualizada. Si su destino está tan lejos de la empatía, su forma de realizarlo lo acerca hasta la comprensión.
Y el secreto es sólo uno: lo hace con dignidad. Con dignidad para el ejecutado, con dignidad para el ejecutor. La dignidad está en que se preocupa por la otra persona, trata de conocerlo, trata de afrontarlo, trata de darle una salida humana a un momento inhumano. La dignidad está en que sabe lo que se juega la otra persona. Y no lo esconde. Lo afronta con honestidad, con determinación, pero también buscando una nueva mirada.
En cada encuentro con sus víctimas, Clooney les hace mirar al futuro. Les hace enfrentarse al abismo que aparece. Pero ese abismo puede ser un lugar desde el que tirarse. Pero también puede ser una oportunidad para llevar la vida que hasta ahora no había llevado. Para ser quien no es. Para ser quien quiere ser.
La escena es un despido. Tiene toda la fuerza y la gravedad de una tragedia. Pero si se le aporta conocimiento del otro, si se le aporta una mirada hacia delante, puede devenir en otra cosa. No es lo mismo el final que el principio de algo. Clooney trata de encontrar siempre el principio. Por eso llega donde todo empieza.
Y empieza la dignidad del otro. Empieza el camino del otro. Empieza el autoconocimiento y la búsqueda de un nuevo destino. Y con esos pasos, se inicia un nuevo recorrido. Una nueva lucha contra uno mismo. Un nuevo trabajo en el que buscar la dignidad. Ese trabajo no es otro que buscar trabajo.
Lo bueno para las víctimas es que no están en España, están en Estados Unidos. Y por ello, todos tienen ayuda en ese camino. Tienen una empresa de outplacement que se va a encargar de que no sientan solos y abandonados. De mostrarles las posibilidades y las técnicas. De hacer que se acerquen cada día un poco más al objetivo. De aprender a ser alguien mejor. De aprender a ser valorados por las empresas como mejores. De recolocarse.
El mercado laboral español hoy es un clon del que retrata la película. Parece no haber salida. Sin embargo, mucha gente sin salida la está encontrando.
Gracias al outplacement, 5 de cada 6 personas se recolocan en menos de 4 meses. Gracias al outplacement, muchas empresas están consiguiendo hacer mirar a futuro, transformar tragedias en oportunidades. Gracias al outplacement, muchas empresas están consiguiendo ejecutar despidos con dignidad. Con dignidad para el ejecutado, con dignidad para el ejecutor

miércoles, enero 27, 2010

CineForum: AGUIRRE, LA CÓLERA DE DIOS (Werner Herzog)


Como tantas veces ha demostrado el arte, la utopía puede ser un viaje hacia el abismo. Pero no sólo lo ha demostrado el cine y la literatura, también lo ha demostrado la historia. Lo demuestra esta historia.
En una historia que sólo podría ser ficción, la agarradera que te mantiene atado a la verosimilitud es el diario de Fray Gaspar de Carvajal. Son tantas las veces que la incredulidad asoma en la trama, que no puedes dejar de pensar en el manido tópico de "la realidad supera a la ficción". 
Por ello, para afrontar el peligro de una historia más grande de la vida, Herzog elige la extrema fidelidad al diario. Esa fidelidad le lleva a sumergirte en el universo de estos buscadores de nada, y lograr que te metas en la montaña, en la jungla, en las moscas, en el silencio, en el espejismo. Te mete tanto que llega a hipnotizarte, sientes la naturaleza, sientes el cansancio, sientes el hambre, sientes la decepción. Así, al llegar el delirio final, comprendes todo lo que han vivido, comprendes cómo han elegido morir buscando a vivir volviendo. Comprendes cómo el miedo puede más que la razón, cómo el ansia lleva más lejos que la supervivencia.
Y para contarlo, Werner Herzog se embarcó en un viaje que poco tiene que envidiar en utopía al de Lope de Aguirre. Su empeño no llegó sólo a lograr hacerla. Eso fue un hito en sí mismo. Pero lo que rayó  el milagro es que encima sorprendiera por su fuerza, por su innovación. La novedad no sólo está en su ritmo lento y de imágenes abigarradas. La novedad no está sólo en esa neblina que todo lo envuelve al inicio y que como un telón se levanta. La novedad no está en las interpretaciones teatrales que meten la irrealidad final en la realidad vivida. La novedad está en una atmósfera malsana, que te hace vivir realmente cuatro siglos atrás esa historia más grande que la vida.
La novedad es que logra que por una vez la utopía se haga realidad. Que se sortee el abismo, y la utopía se haga historia.

OTRAS RECOMENDACIONES DEL AUTOR:
1. Grizzly man
2. Fitzcarraldo 
3. Enemigos íntimos
4. Gaspar Hauser

miércoles, enero 20, 2010

UN TIPO SERIO (Joel y Ethan Coen): 6


Hace año y medio escribí un post alabando la última comedia de los Coen. Dije que Quemar después de leer era su primera comedia que cumplía plenamente su objetivo. Tras ver Un tipo serio, sigue siendo la única.
Si su objetivo era hacer reír, a veces lo logra. Es tan perdedor el protagonista que no puedes evitar reírte a cada nueva pringadez. Si su objetivo era hacer reflexionar sobre la religión, casi nunca lo consigue. Es tan esperpéntico el camino que no queda lugar para la alegoría. Y si su objetivo era hipnotizar con la trama, queda manifiestamente lejos. Donde en Barton Fink, su referente más cercano, había atmósfera, aquí hay desinterés.
No importa que pueble la historia con sus freaks habituales. La tela de estulticia en América que los Coen siguen tejiendo no llega aquí a conectar con nadie. Porque todos generan más pasmo que empatía, más alejamiento que risas.
Un tipo serio no es una mala película. Sus encuadres siguen siendo curiosos y representativos de una América idealizada. Sus actores son perfectamente coenianos. Y su coherencia llega a todo el metraje, salvo el capricho del prólogo. Pero apenas consigue una escena perdurable.
Si en el principio de Heisenberg en la pizarra está todo el poder de sus imágenes, las matemáticas quedan demasiado lejos de la vida. La metáfora está a distancia excesiva de la realidad.
Eso no es malo, simplemente es lejano. Por eso, hace reír poco. Por eso no emociona nada.

miércoles, enero 13, 2010

CineForum: Y TU MAMÁ TAMBIÉN (Alfonso Cuarón)


La adolescencia es el cambio. Es el paso de la infancia a la edad adulta. Es el salto de una visión utópica a una visión irónica. Es el viaje entre el sueño y el encuentro con uno mismo. Es el camino entre el querer ser y el ser.
Tras muchas divagaciones, ayer por fin descubrimos que de eso va "Y tu mamá también". De cambio. Y como todo cambio, es una crisis. Crisis que nos hace crecer, crisis que nos hace sufrir, crisis en la que reímos por fuera y lloramos por dentro.
Como en toda road movie, el viaje físico que nos propone Cuarón no es por tanto sino un viaje mental. El viaje hacia el paraíso se revela como una borrachera que acaba teniendo su vómito. Pero lo peor no es sino su resaca. El regusto que deja el tequila impide volver a ver del mismo modo el sexo, la amistad, las relaciones, la vida.
Claro, que en el inicio de la borrachera y en el "puntillo", uno se divierte como no se ha divertido en su vida. Se ríe del otro y con el otro, juega a quemarse con y sin fuego, descubre y es descubierto, vive el momento como si no hubiera otro momento. Y esa diversión da lugar a escenas magistrales, a risas permanentes, a diálogos tan veraces como desternillantes.
Y buscando la verosimilitud, Cuarón lo trata en plano-secuencia, dando libertad de movimiento a sus intérpretes, dejando que los actores muestren su amistad verdadera en pantalla, poniendo la música a volumen adolescente, haciendo que hablen como hablan y se tiren pedos como son.  El producto que genera es una verdad adolescente incontestable, como prácticamente nunca se había conseguido. Eso da lugar a una de las mejores escenas del cine moderno. La maravilla que os adjunto.
En esa gloria, está lo mejor de la peli. En esa y en la ubicación en un México tan real que casi parece folclórico. Una voz en off robada del mejor Truffaut ayuda a dar el salto entre esa gloria, ese México de vida y muerte, y una vida adulta final que no parece sino la decepción lógica de cualquier utopía. 
El final del sueño, el final del cambio, el inicio de la vida adulta. Una vida adulta que no es peor, simplemente es distinta.

OTRAS RECOMENDACIONES DEL AUTOR:
1. Hijos de los hombres
2. Sólo con tu pareja

lunes, enero 11, 2010

ICH BIN ENRIC MARCO (Santiago Fillol y Lucas Vermal): 7,5


¿Hay más verdad que la mentira? ¿Es más importante la verosimilitud que la verdad, el espíritu que la letra?
El cine, la literatura, el teatro, el arte ha construido su historia en base a esto. No hay biografía más falsa y aburrida que la totalmente realista. No hay retrato más fiel que el que toma la persona y la vuelve personaje.
El apasionante protagonista parte de un punto extraordinario: él es personaje. Probablemente ni él mismo sepa qué hay debajo de su bigote teñido y de su nuevo nombre. Probablemente nadie sepa qué hay en Enric Marco que no sea impostura. En su propia persona, su verdad y su ficción se mezclan tanto que, como en el cine, generan una nueva verdad. Un tipo que nos mueve a reírnos y a conmovernos, a sorprendernos y a cabrearnos.
Si eso es la persona o el personaje, lo que cuenta todavía más allá. Y lo que cuenta nos lleva a plantearnos mil preguntas. En un principio, casi todas parecen de respuesta obvia, pero a medida que avanza la narración, a medida que conoces al personaje, todas esas respuestas comienzan a hacerse relativas, comienzan a verse fundidas por la duda.
El éxito del documental está en dejar que la persona sea personaje, que él lo infunda todo. Ante su absoluta modestia de medios, se conforma con colocarle entre imágenes tan potentes y metafóricas como todas las que lo sitúan entre espejos que se reflejan hasta hacerle desaparecer, entre espejos que hacen que su historia se difumine configurando un nuevo significado. Ante su falta de recursos, los directores apuestan por dejar que las preguntas salgan y no interferir en su respuestas. 
¿A quién hirió con su mentira? ¿Qué fin consiguió con su nueva verdad? ¿Por qué necesitaba ser protagonista de una vida que no era la suya? ¿Hay más verdad en su emotiva mentira que en los fríos números de los historiadores? ¿Hay más ética en su comportamiento que en el silencio de los pocos supervivientes? 
¿Se puede ser buena persona, comportándose como una mala persona?

viernes, enero 08, 2010

Making of de Cecilia y Juan. "Trabajo con estadísticas, no creo en ellas"


Acabo de terminar mi primer montaje serio. 
Por "serio" me refiero esencialmente a dos cosas: que cada escena vaya alineada con la siguiente y que es justo lo que fue escrito en el guión. Por "primer" quiero decir que no es sino el primero, un borrador de lo que podrá quedar después.
Pero empieza a dar pistas. La primera es la duración. Mi guión ocupaba 64 páginas. Según las afamadas reglas de Robert McKee (el pesado que daba charlas de guión a Nicolas Cage en Adaptation), eso supone 64 minutos. Bien, su traslación a pantalla han sido 113 minutos, un error de sólo un 76%. Lo suficiente para hacer que cualquier persona no nazca, que un disparo al aire se convierta en asesino, o que las leyes de Mendel hagan que una jirafa devenga chihuahua.
Este error supone dos cosas: o Robert McKee no sabía de lo que hablaba o mi película es infinitamente lenta. Pero también puede suponer una tercera: que se cumplan las dos cosas. Me inclino por la tercera.
Escena por escena, he calculado cuanto podría llegar a reducirse cada una y me sale que podría llegar a 91 minutos. Y ahí se cumplirían 3 leyes de Robert McKee: la peli debe durar hora y media (91), el planteamiento duraría 25 minutos (24 en la mía) y el desenlace 20 (21 en la mía).
Pues parece que no voy tan mal, que puedo no ser tan lento. Parece que Robert McKee sabía de lo que hablaba. Parece que una vez más, si uno se empeña, los números siempre dan la razón.

lunes, enero 04, 2010

El primer montaje: la infelicidad acecha

Ayer terminé el primer montaje con el sonido correcto.
Lo hice después de pelearme con el ordenador y con los dos millones de discos duros que hacen falta para poder editar una jodida imagen. Tengo en mi casa más Gigabytes que granos de sal. Es acojonante la industria de la tecnología, que cuando crees que lo tienes todo para poder trabajar, descubres que te falta justo lo que necesitas para hacerlo bien. Y una vez que lo adquieres, eso no es sino el paso hacia un nuevo producto: la solución definitiva a todos tus males. De momento, los terabytes no consiguen arreglarme la nariz. Todo se andará.
El caso es que acabé el primer montaje. Y el primer montaje no da felicidad, sólo puede quitarla. Se trata de una lucha escena por escena para comprobar que no hay errores de imagen, que no falta un puto sonido, que ese dichoso camión de la basura que pasó justo cuando el actor decía la frase clave no se ha cargado del todo la escena.
Bien, pues todavía no soy infeliz. Todo se andará.
A partir de ahora, llega lo divertido, lo que puede hacerme feliz, lo que espero que os haga felices. Todo se andará.