lunes, septiembre 21, 2009

MALDITOS BASTARDOS (Quentin Tarantino): 9



Tarantino es quien es gracias al cine. No sólo gracias a hacer cine, sino sobre todo gracias a ver cine. El cine le ha formado, le ha cambiado, le ha hecho forrarse. Le ha hecho ser quien es.
Él lo sabe, él sabe que para él el cine lo es todo. Es su vida, es la vida. Por eso su obra más pensada, más trabajada, comienza con una sábana que podría ser una pantalla. Y al levantarse ésta, aparece un coche cargado de nazis, se inicia la tensión. Así empieza Inglorious Basterds. El cine se mete en la trama a partir de ahí, siendo un movie theatre el escenario principal y una peli dentro de la peli el evento clave. Pero con eso no le basta. Tiene que acabar la peli con la frase, casi tan cinéfila como autoirónica: "Creo que ésta va a ser mi obra maestra".
No puede ser más claro. El cine está en el planteamiento, en el nudo y en en el desenlace de la peli que nos llevaba anunciando desde 1996. Y por muchas expectativas que hubiera, ha vuelto a no defraudar. Ha vuelto a alcanzar la maestría, ha vuelto a ser él mismo. Puede que le haya faltado algo de metraje para ser tan epopéyico y preciso en la puesta en escena como en Kill Bill Death Proof, pero ha vuelto a ser él mismo.
Tiene todas las características de su cine:  personajes a los que se presenta como leyendas, miles de saltos en el tiempo adelante y atrás, diálogos tan largos como sorprendentes, humor referencial, malos que no pueden ser más atractivos, buenos que no pueden ser más malos, violencia gratuita, actores que sabes que nunca más van a estar igual  y música que parece nacida para la ocasión. Es puro Tarantino, es puro cine que satisface las expectativas, pero no se queda ahí.
Al introducir el cine y la historia en la narración, en la fusión asoma de forma épica un mensaje integrador, que vuelve a lograr que tras las miles de risas y de tensión generada, te emociones como un niño cuando parece decirte que en la mezcolanza de vidas, de razas, de lenguajes,  de misterios, de géneros, está la vida. Está la vida mejor.
Negros, indios, arios, judíos, da igual. Inglés, francés, alemán, italiano, da igual. Thriller, western, comedia, musical, da igual. Personajes, personas, cine, vida, da igual. El cine es la vida y la vida es el cine. Y en la mezcla de ambos, como en la mezcla de todo, es donde está el futuro, donde está el presente.
Tarantino lo sabe mejor que nadie. Porque él es quien es gracias al cine.

3 comentarios:

Alberto Córdoba dijo...

Por cierto, tanto Christoph Waltz como el coronel Landa, como Brad Pitt como Aldo Raine, están simplemente gloriosos. No sólo es de largo la mejor interpretación de su carrera, es que la de Landa es una de las mejores de los últimos 10 años

Tuco dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Tuco dijo...

Estoy de acuerdo contigo. La verdad es que los diálogos dejan sin respiración. Los diálogos son el preludio siempre de una matanza en Tarantino. Irónico el cuento de la cenicienta cuando le pone el zapato a la espía, y desagradable cuando Aldo mete el dedo en el agujero de la bala. Y te partes de risa cuando están todos los alemanes y espías tomando copas con la pegatina en la frente