jueves, agosto 27, 2009

ENEMIGOS PÚBLICOS (Michael Mann): 6


Michael Mann es incapaz  de hacer una película mala. Enemigos públicos va a ser lo más cerca que va a estar de conseguirlo.
Es incapaz de hacer una película mala porque es capaz de huir de los tópicos, porque rueda de forma excelente, porque sabe generar intriga, porque sabe montar y porque hace cine comercial en el que se implica personalmente. Todas estas virtudes aparecen en Enemigos públicos. Pero no aparece ninguna más.
Como casi siempre, todo nace del guión. Y ahí aparece la primera ausencia. Falta Eric Roth, el hombre que ha sido capaz de convertir cada escena en un conflicto ético en la magistral El dilema. Pues donde en ésta, o en Collateral, había profundidad en cada plano, aquí no hay más que acción. Donde en ésta, o en Collateral, había personajes y relaciones apasionantes entre ellos, aquí no hay más que meros vehículos para contar secuencias. Donde en ésta, o en Collateral, había foco en un momento concreto de sus vidas, aquí no hay más que dispersión. Donde en ésta, o en Collateral, se mostraba de forma inteligente los dos lados del conflicto, aquí se elige mal el conflicto: sobran polis y mafiosos y falta el verdadero juez, el pueblo.
Y todo esto acaba lastrando los 14o minutos de Enemigos públicos. No lastra tanto como para aburrir, porque este hombre es incapaz de aburrir. Pero no lo hace apasionante. Tampoco colabora una fotografía digital con errores notables. Ni una banda sonora que se mueve entre la banalidad y la reiteración. Ni un reparto de secundarios sin personajes que defender.
Todo colabora para que Enemigos públicos sea la peor película de Michael Mann. Sí, no es una película mala, pero sí lo más cerca que va a estar de serlo.

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