sábado, marzo 14, 2009

GRAN TORINO (Clint Eastwood): 7


Hoy ya nadie duda de que Eastwood es uno de los más grandes. Desde que nadie duda, desde Sin perdón, pero sobre todo desde la gloria de Oscars de Mystic River y Million Dollar Baby, a cualquier cosa que hace se le trata de poner el adjetivo de obra maestra. Y no todas lo son.

En todas guarda sus constantes. Personajes muy cuidados, narración permanente, emoción contenida y aprendizaje vital. Son cuatro constantes permanentes en el cine clásico, que en su voz y en su autoría permiten a veces alcanzar la maestría y otras, ser simplemente buenas películas, con un un importante punto de previsibilidad.

Es el caso de Gran Torino. Porque ahí están las virtudes y los defectos de Gran Torino. En la necesidad de respetar sus constantes, en la necesidad de tener un aprendizaje que libere al anciano y al chinito, en la necesidad de descubrirse, abrirse y crecer. Esa necesidad hace que esperes cada cambio de giro con la certeza del que ha rebobinado para volver a ver. Esa necesidad hace que a veces sus mensajes se vuelvan obvios, sus situaciones esquemáticas y sus actuaciones y emociones menos contenidas de lo que hubiera buscado.

Y esa necesidad es lo que hace que su desenlace sea demasiado didáctico, claro. La victoria de unos sobre los otros es tan elemental e innecesaria, que el último plano se revela forzado, cortable en montaje.

Por el camino ha pasado Eastwood, ha pasado un autor de cine clásico. Con sus virtudes y sus defectos. Se trata de un autor, pero no siempre un maestro.

5 comentarios:

Alberto Córdoba dijo...

Por cierto, por primera vez en su carrera, Eastwood se toma en serio como actor. Y se nota. Por primera vez, hace el ridículo

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con el comentario Mato. Eastwood se pasa de obvio esta vez. Jamás pensé que soltaría una carcajada en una peli suya y es esta hay un rato un tanto pueril de no parar de reir.
La peli: perfectamente hecha. Con sencillez rallana la simpleza.
Pero ejemplar en su pedagogía.
Ese viejo lleno de aristas, el adolescente que se va modelando, una chica que encarna el avance de las sociedades más ancladas (el poder y la capacidad de la mujer), un curilla que no lo suficientemente estúpido como para que resoples... Creo que si por algo pasará Eastwood a la memoria es, más allá de los ejercicios de virtuosismo técnico (veáse Changelling), por la manera de exponer los temas a través de los personajes, personajes transparentes aún escondiendo pasados atroces, cercanos en su antipatía, tiernos...
Y al final, la esperada redención, tema recurrente en él. No deja de decírnoslo: América y su gente necesitan, se merecen ¿?, una oportunidad para superar todos los errores cometidos en 7o años de preeminencia mundial.
En fin, para lo que hay por ahí, 7 euros y medio bien gastados.
Un abrazo
Zalacaín

Nando dijo...

Mato, te recomiendo de verdad que le veas en el bueno, el feo y el malo.

Alberto Córdoba dijo...

la vi hace poco. y "El bueno, el feo y el malo" es una obra maestra. no se puede tener más carisma. pero el carisma no lo aporta él, que también, lo aporta un Sergio Leone en estado de gracia

Nando dijo...

Me agrada saber que te estás convirtiendo al cine western.

Cuando quieras hacemos en casa una sesión de cine fantástico.

Que la fuerza te acompañe....