Este verano se cumplen tres años desde que se estrenó Kill Bill 2. Desde entonces, no ha habido nada que se acerque a ella. Este verano Quentin Tarantino vuelve a estrenar. Habrá que ver dónde llega.
Pocas veces en la historia un autor llega a la dosis de libertad que encontró Tarantino en Kill Bill. Es muy difícil gozar de esa libertad, tomar un material que sólo puede ser propio y transformarlo en tal obra maestra, en tal obra intemporal que cruzará los tiempos y los géneros.
Conjunción de homenajes y parodias, de formatos y estilos, de amigos y desconocidos, Tarantino es una obra nacida del enorme placer que para él significa el cine. Ajeno a los gustos de la mayoría, libre de las imposiciones de lo conocido, el eterno dependiente de videoclub se aferra al cine que ama y casi todos despreciamos. A partir de esas miles de peleas de kung-fu, de esas intrigas de yakuza, de ese misticismo manga de medio pelo, de esos duelos al sol mexicano y de esos paisajes de spaguetti western, Tarantino los une, reelabora y transforma en cine en estado puro. Cine de consumo y de arte y ensayo. Cine de risa y cine de reflexión, cine de intriga y cine de emoción.
En Reservoir Dogs aprendió a desestructurar impactando, en Pulp Fiction a reírse de todo lo que antes habíamos visto y en Jackie Brown a hacer cine clásico. Todos esos aprendizajes los suma en Kill Bill. La estructura es tan circular como fruto de la necesudad de impacto, la comedia sutil es continua, y la seriedad y clasicismo del epílogo causa de emoción y memoria. Todo está aleado, todo es natural. Todo nace de sus dos mayores virtud: divertirse y conocer al público actual. Con lo primero se lo pasa bomba y lo hace pasar bomba. Con lo segundo, crea un nuevo cine. Uno que nace de saber todas las imágenes que hemos ido acumulando en nuestro subconsciente, tenerlas en cuenta y reinterpretarlas. ¿Cómo? Metiéndolo en la narración, riéndose de él y rompiendo por sistema las expectativas del espectador. Así consigue un nuevo cine. Así está entrando en la historia.
1 comentario:
No puedo estar más de acuerdo contigo, Kill Bill es insuperable.
Nos vemos en la boda de mi primo.
Luis de Blas II
Publicar un comentario