domingo, julio 02, 2006

UNA HISTORIA DE BROOKLYN (Noah Baumbach): 6,5


Hay películas muy trabajadas que no llegan a alcanzar la verdad. Sin embargo, es frecuente encontrar películas apenas pensadas que encuentran la sinceridad. "El calamar y la ballena" es una de éstas.
Partiendo de una premisa que, aunque no lo sepas, se nota vivida por el propio guionista y director, te mete en una historia sin apenas variaciones pero tampoco reiteraciones. Es dura y fea, pero también tierna y bella. Es fuerte e inhumana, pero también sincera y humana. Pero sobre todo es coherente. Es coherente con sus personajes y con sus vidas. Es coherente con sus actos y sus palabras. Es coherente en sus formas y en sus fondos.
Es tan coherente que a veces se echa un poco de menos más lucimiento en la fotografía o en las interpretaciones, en hallazgos de guión o en gags centelleantes. Se echan algo de menos, pero apenas tienes tiempo para darte cuenta porque es tal el ritmo al que narran esta historia de separaciones y soledades, de uniones y encuentros, que a veces importa más la amargura que queda que las propias situaciones. No es el producto del trabajo, es el producto de la verdad.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Bah, bah, bah. Película flojita donde las haya. Para eso es mejor quedarse en casa.

Alberto Córdoba dijo...

Para gustos, los colores. Para quedarse en casa, hay toda la vida

Alberto Córdoba dijo...

La preguna no es si "Una historia de Brooklyn" es flojita o fuertecita, es si cumple lo que promete, si te la crees y si transmite aquéllo que busca. En mi caso, sí lo es. En mi caso, me convenció. Y lo hizo con enorme homogeneidad entre forma y fondo

Anónimo dijo...

Enhorabuena por haber incluido fotos en el blog!

Alberto Córdoba dijo...

Gracias, ha habido una cierta torpeza por mi parte. Creí que era más difícil de lo que era.