viernes, marzo 24, 2006

SYRIANA (Stephen Gaghan, 2005): 7,5

El mundo es una bola que gira sobre sí misma, repitiendo cada día la misma historia, cada año la misma historia. El mundo es un sitio donde cada cierto tiempo se repiten las mismas historias. Y en un mundo en el que todo va a toda velocidad, mientras los saltos generacionales respondan a los mismos períodos, los ciclos de los bucles serán de igual duración. Ahora, en moda o en arte se llevan los 30 años. En el cine, también.
El cine de los setenta cultivó un género que algunos (Pollack y Pakula) convirtieron en arte. Se trataba de visionar la realidad postVietnam y practicar la autofagia, devorar a su patria como forma de esparcir sus vergüenzas. Ahora, una vez empezada, y por desgracia no terminada, la guerra de Irak, ha aparecido un grupete que pretende repetir la misma historia. Gaghan, Soderbergh, Clooney forman una cohorte de apasionados sinvergonzones con escasos dejes de soberbia y muchos de diversión y afán de difusión. Vuelven a practicar el género político. Y si bien ninguno es Pollack, ni tienen una escuela de guión como la de entonces, han cambiado a Clooney por Redford, y siguen tratando de educarnos sin olvidar que el cine es entretenimiento y el arte, enemigo de lo obvio.
Construyen así un guión efectivo y relativamente simple, pero que complican de forma premeditada y quizá gratuita, proponiendo así un juego interactivo con el espectador que deviene en incremento de la tensión y realismo superior.
Nada brilla y nada falta en esta trama intrincada hasta que se descubre que es un hilo del que tiran todos los demás hasta ser un solo hilo. Es el hilo de la historia de la humanidad. Es el hilo que forma una gran esfera achatada por los polos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo primero de todo, enhorabuena a Mato por su elaborada, literaria y certera crítica. Recoge de forma mucho menos explícita y por lo tanto más interesante y esotérica todo lo que yo hubiera dicho sobre Syriana. Desde su manera de desconcertar al espectador despistado hasta el fenomenal cierre y fin de la película que es en realidad el principio de todo lo que divaguemos posteriormente.

Los clásicos nos permiten entender la realidad de una forma general, independientemente del momento o lugar en que sean proyectados. Las películas buenas no llegan a tanto, pero nos ayudan también a entender la realidad de su contexto. Del primer tipo es Match Point y del segundo, Syriana.

Me ha gustado,sobre todo, ver una pélícula sugerente, que incita a pensar sobre la realidad de cada uno de los personajes que aparecen, que llega a obligarnos a imaginar la historia que se esconde detrás de cada pieza del puzzle que es el filme. Mundo árabe-mundo occidental, mandos-ejecutores, clases altas-clases bajas, la película está plagada de contraposiciones pretendidas.
Mi enhorabuena y agradecimiento a quien nos haya permitido revivir la tensión de las novelas de intriga política de Forsyth, Grisham y compañía.
Ah, por cierto! Cloney está bien, pero no de Oscar.

Alberto Córdoba dijo...

Gracias, Pamplona, por su muy acertada y generosa crítica. Tan generosa que deja a Clooney donde tenía que estar, lejos de la estatuilla

Anónimo dijo...

Lo mejor de la película es el príncipe precioso, se llama Alexander Siddig, pero no os emocioneis... sale con la rubia de Sex and the City.

Alberto Córdoba dijo...

Muy bueno, María. O Usuario Anónimo, ¿cómo debo llamarte?

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

La semana pasada le di una segunda oportunidad a la peli, y sólo vi teorías sobre cárteles, subastas de monopolios y comercio internacional de energía. Me habrá afectado mi oposición??? Por otro lado, vi el otro día un reportaje en "viajar" sobre los emiatos arabes unidos, y ya con un punto de referencia, porque antes no tenía ni idea de cómo podía ser la vida por esos rincones del planeta, lo flipé con lo bien que está interpretado en la peli.