jueves, diciembre 15, 2005

Película "Whisky" (Rebella & Stoll, 2004): 9

El whisky es un producto que asusta al primer sorbo, extraña al segundo y gratifica en el tercero. Un producto que una vez conoces, confías en él, sabedor de que te lleva a territorios ilusionantes y gozosos, que te dejará un regusto dulce y una capacidad de recuerdo libre de resacas.

Así es el whisky. Así es “Whisky”. Una obra que te golpea inicialmente con sus imágenes abruptas hasta que la sinceridad de sus personajes se cuela en ellas, confiriendo lenta calidez a sus fríos escenarios. Una obra en la que la verdad no está exenta de emoción, en que la rutina confiere intriga, las palabras, silencio; y el silencio, risas. Una obra acerca de la realidad, en base a imposturas. Una obra, sostenida sobre la adormecedora rutina, en base a un extraño, liberador viaje.

Si los personajes son esencialmente carne de olvido, los escenarios ya reflejan ese olvido. El olvido de unos años que nunca lucieron y que nunca volverán, de unos años que no causan ni nostalgia, que no mueven ni recuerdos. A partir de este decorado e historia parado y paralizante, Rebella y Stoll nos plantean un filme acerca del movimiento (cíclico, inmóvil) en el que éste se deduce por los mínimos detalles. Unos mínimos detalles que asoman en la gloriosa dirección artística, en la extrema sutileza de las interpretaciones, en la liviana, nada egomaniaca dirección.
Con todo ello, ingiriendo todos esos tragos de licor de olvido, se llega a una lenta borrachera. Te relaja primero, luego te hace sonreír y después, reír. Reír hasta que te hace pensar y acabar llorando antes de dormir a pierna suelta. Pero al día siguiente, notas que algo se ha movido, algo ha cambiado. Se ha quedado en el organismo la resaca de haber visto una película inolvidable.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

risas? inolvidable? no he visto nada más deprimente desde la vuelta a los escenarios de los beach boys...

otro día te contesto con más calma, me reclaman para ayudar con la cena de nochebuena

s2

Alberto Córdoba dijo...

Tu problema es que te lo tomas todo en serio. Bajo su tapadera de fábrica a punto de cerrar y personajes que han olvidado lo que desean, Whisky es una película luminosa, alegre, que incita a vivir... debajo de la tierra