martes, diciembre 20, 2005

La mejor juventud (Marco Tulio Giordano, 2004): 8

En tiempos de un capitalismo atroz al que todos alimentamos; cuando la producción es un lujo sólo al alcance de inversores financieros, cuando la exhibición cinematográfica es un oligopolio de majors coordinadas y la distribución televisiva es un monopolio de los mismos que producen y exhiben, parece un milagro que una película de seis horas, nacida para un medio tan repudiado por el cine como la televisión, llegue a nuestras pantallas. Y llegue para quedarse, para instalarse durante trece meses en la cartelera. En la cartelera y en nuestros subconscientes.
Y es que “La mejor juventud” es puro cine. Es puro cine que aprovecha todas las ventajas de su procedencia televisiva. No sólo cuenta con una producción que sólo una cadena estatal de televisión podría dar, no sólo se permite rodar a la velocidad que permite el vídeo, sino que también se aprovecha del medio original en términos de dramaturgia. Construye un guión en el que obvia las reglas no explícitas del cine. Y así, como en vida, los personajes secundarios pueden desaparecer. Como en la vida, puede haber saltos temporales sin necesidad de conectarlos con una voz en off. Y como en la vida, los personajes maduran y crecen sutilmente, y nunca a golpes como manda el celuloide. Y es en este punto donde más claramente se manifiesta la llegada que tiene al espectador, en la verosimilitud de unos personajes diseñados con tantos matices que su maniqueísmo inicial se queda sólo en aparente, en prejuicios que no valen como juicios.Y es al ver la coherencia, consistencia y veracidad de estos personajes cuando las intrincadas historias de estos dos hermanos comienzan a colarse en tu subconsciente. Es en el momento en que ves que ninguno es Caín y ninguno es Abel cuando comienzas a dejarte llevar y pasas de la pasividad a la actividad, de la butaca a la pantalla. Es ahí cuando los sientes, cuando los quieres, cuando deja de importarte el tiempo que te queda en la sala de ese cine, y en el de otro cine, y sólo quieres llegar al final y saber qué es de ellos. Lo de menos es la historia de Italia. Lo de más es la historia de esos personajes, que hace tiempo que han dejado de ser personajes, que han pasado a ser personas

1 comentario:

Pedro Silva dijo...

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