domingo, febrero 27, 2011

LOS CHICOS ESTÁN BIEN (Lisa Chodololenko): 5,5

Un padre centrado en el trabajo, que bebe más de la cuenta. Una madre que abandona su carrera para centrarse en la familia, y deja de sentirse deseada. Una hija a la que el chico le gusta pasa de ella. Y un adolescente, con un amigo al que ya apenas le une nada.
Esos son los personajes de Los chicos están bien, un cúmulo de tópicos tras tópicos, que sólo se refugian bajo la excusa de que la familia es homo, en lugar de heterosexual. Esa es la única originalidad de una peli, cuyo guión opta por siempre por el camino más fácil en lugar de la autoexigencia, por la solución trillada en lugar de la búsqueda.
Y eso nace en los personajes: qué decir del cuarentón soltero guay inmaduro. Pero llega hasta la dirección, que explota el plano contra plano hasta hacer pensar que es la única posibilidad. Llega tan lejos esta comodidad que no sólo obvia el desmesurado talento de sus actrices sin un solo plano secuencia que redunde vida, familia, sino que no es capaz de una sola metáfora visual. Todo es plano y barato y fácil, pero el extremo llega en un último plano, visto en tantos telefilmes que uno siente la misma vergüenza ajena que debieran sentir Moore, Ruffalo y Benning de su directora.


Mi quiniela de los Oscar


Yo no hago quinielas, no juego a acertar quién va a ganar. Eso es un juego de azar.
Lo que sí digo es de los nominados, quién creo que debiera ganar. Eso es crítica de cine.

Película: Cisne negro
Director: Darren Aronofski
Actor: Javier Bardem
Actriz: Natalie Portman
Actor 2º: Christian Bale
Actriz 2ª: Helena Bonham Carter
Guión original: Origen
Guón adaptado: La red social
Peli extranjera: Biutiful
Fotografía: Cisne negro
Montaje: La red social
Dirección artística: Origen
Vestuario: Yo soy el amor

¿Y para ti, quién debiera ganar?

lunes, febrero 21, 2011

PRIMOS (Daniel Sánchez Arévalo): 8,5

No soy objetivo, no lo quiero ser. Hay películas que son como personas: las amas. No importa que tengas defectos, los quieres más por ellos. Primos es de éstas. Amo Primos.
No es un amor incondicional, no la amo desde la desmesurada primera escena. Su monólogo inicial me seduce, me mueve a reírme, su continuidad me cansa un poco. Pero en el momento en el que da el salto a Comillas, su paisaje, su energía y su locura me llevan a sentirme en casa, a visitar territorio conocido, a divertirme con mis amigos, a revivir mi vida.
De eso va Primos. De la fiesta que todos vivimos cuando queremos salir de nuestro pozo. De la necesidad de soltarnos para dejar atrás las lágrimas, de cómo el disfrute nace del drama, cómo la comedia no es sino la mirada que da el tiempo tras la tragedia.
Todo eso es lo que puedo decir de Primos tratando de ser lo que no soy: objetivo. Pero lo que debo decir es lo que me sale de dentro. Que no se me fue en ningún momento la sonrisa de niño. Que no paré de soltar carcajadas de adulto. Que empaticé con cada uno de sus personajes. Que amé cada uno de sus errores. Que lloré sólo de la emoción de amar. Que acabé aplaudiendo como la mitad de mi sala. Que su antológico final me produjo una felicidad como la que sólo puede dar el amor.
El amor a un desternillante Raúl Arévalo. El amor a un sublime Quim Gutiérrez. El amor a un director, Daniel Sánchez Arévalo, que con 3 pelis ya logra construir un mundo propio pero permite que sea el de todos.

sábado, febrero 19, 2011

CISNE NEGRO (Darren Aronofski): 9



Cisne negro es una crítica a la búsqueda de la perfección. A cuánto uno es capaz de cruzar la línea para alcanzarla. Pero viendo la perfección de la peli, uno no para de preguntarse cuánto cruzó la línea Darren Aronofski para conseguirla.
La perfeccción alcanza a todos los puntos. Un guión con tres capas tan perfectamente entrelazadas, que en su fusión, se multiplican sus conflictos. Una dirección artística tan homogénea con el argumento que logra del blanco y el negro tantos matices como de los actores. Un vestuario que realza tanto la belleza como su sufrimiento. Un montaje que consigue una atmósfera de un desasosiego tal que te dan ganas de autodestruirte. Una música que te eleva hasta el escenario y te golpea contra el suelo. Y unos actores a punto de destrozarse a sí mismos en la búsqueda misma de la perfección.
Hasta ahí, Aronofski juega a cruzar la línea. La línea de la realidad y el sueño, la línea de la obra retratada y la vivida, la línea del blanco y el negro, la línea del bien y el mal, la línea de la vida y la muerte. Entre ambas líneas se pasa toda la película, toda la dirección. Pero esa delgada línea roja la cruza en el casting. Un casting que convierte la vida real de sus actrices en carne de ficción, de pública inmolación.
Y es que nada es casual en la la elección de la tres divas que protagonizan la ficción. No es casual la aparición de una Barbara Hershey que en su lucha por la perfección, abusó del bottox hasta autodestruirse. Y es que a ratos, su cara parece la de Mickey Rourke en The Wrestler. No es casual la selección de Winona Ryder como la persona a quien tiene que reemplazar Natalie Portman. ¿Quién no recuerda el comienzo de ambas como niñas prodigio, su crecimiento como musas independientes, su explosión en Hollywood como las guapas inteligentes? ¿Quién no recuerda el final de Winona, autodestruida en la cleptomanía hasta la total desaparición? ¿Quién no sabe quién es su sustituta natural hoy en el corazón de Hollywood?
En ese cruce de la línea entre realidad y ficción, entre el bien y el mal, nacen muchas preguntas. ¿Cómo han quedado las almas de Hershey y de Ryder? ¿Y la de Portman después de un papel tan destructivo como éste? ¿Le pasará como a Maria Schneider con su Vincent Cassel particular, Bernardo Bertolucci? Tras cruzar la línea, ¿se ha convertido Aronofski en el propio cisne negro?
No lo sé. Quizás nunca se sepa. Lo que sí sé es que lo he pasado fatal viéndola. He descubierto la belleza y el dolor, la lucha con uno mismo y las heridas, la mejora y el destrozo, la vida y la muerte. He descubierto que en la búsqueda de la perfección, el gozo y el dolor se entrelazan hasta sufrir la tragedia de conseguir una obra maestra.


lunes, febrero 07, 2011

THE FIGHTER (David O.Russell): 5,5

Que no os engañen. Que no os engañen ni las 7 nominaciones a los Oscar, ni los dos Globos de Oro. Que no os engañen los críticos nada sesudos ni los espectadores poligoneros que abarrotaban la sala.
The Fighter no es más que una ensalada de tópicos. No es más que una peliculita de boxeo. No es más que una historia convencional de superación. No es sino una peli más basada en hechos reales en la que nada de lo que sucede parece creíble.
Y lo peor no es que no te lo creas. Lo peor es que no te llega. Que no alcanza a generarte una mínima emoción.
Todo parte de un guión en el que lo único que sobresale son los dos estupendos personajes del hermano y la madre, de Christian Bale y de Melissa Leo. Ellos dos mantienen una trama en la que sólo sorprende la oda antifamiliar. Todo lo demás es convencional, es perfectamente predecible.
Y especialmente predecible es la dirección de un O'Russell que nunca fue el niño listo que le dijeron que era. Sus películas al fin siempre se caían. Aunque no la haya escrito, ésta es otra más de las que se caen.
Por eso que no os engañen. No vayáis a verla.

jueves, febrero 03, 2011

¿Y cuándo se estrena?

Sólo quedan 11 días para San Valentín. Y ya podéis buscaros un plan o encontrar un rollo para esa noche con el que simular que sois pareja. Porque como habréis visto, ese día todavía no será el estreno, seguimos azarosos en la postproducción de la película.

Ahora mismo, está el productor moviendo la peli, la de comunicación generando noticias, la directora de foto mejorando la imagen, un músico creando, un montador narrando mejor, una ayudante de montaje corrigiendo, un responsable de sonido arreglando, un colorista decolorando y dos tíos de efectos con los títulos de crédito. Y luego están Cecilia y Juan, los protagonistas. ¿Qué harán?