El gélido cine español del último año ha sido por fin deshelado. Un meteorito de fuego ha caído sobre él. Ese meteorito es una peli que cuenta con casi todo lo que obvia el cine español: riesgo formal, cercanía a la realidad, autoría e historias cotidianas.
Bajo las estrellas presenta todo eso y mucho más. Presenta personajes normales a los que los hace queribles, con una mirada optimista en la muestra de sus mil defectos. Presenta conflictos latentes, siempre creíbles y explicados maravillosamente por la extraordinaria definición psicológico de los personajes. Presenta tragedia con un continuo humor, que hace que mezcles sin pausa carcajadas y lágrimas. Presenta un paisaje nuevo, que pareciendo independiente, no es sino un paisaje de toda la vida. Presenta una Emma Suárez que regala con su sonrisa millones de fotogramas. Presenta un guión pulido hasta permitir que la realidad entre el papel. Presenta una dirección que deja que el brillo sea para otros, sin olvidar que haya autoría. Y sobre todo, presenta a Benito Lakunza, uno de los personajes más maravillosos que se ha visto en el cine español.
Es el papel de Alberto San Juan un chollo único para un actor. Un jeta con tanta cara como honestidad, con tanto optimismo como trágico. Uno de esos tipos que uno quiere sacar de la pantalla y llevárselo a su vida. Y el actor coge ese chollo y lo eleva a la altura de las estrellas. La composición tierna, desternillante, enamorablemente patética que hace de este perdedor le va a dar todos los premios. Pero sobre todo, le va a dar una identidad y una perdurabilidad a su carrera. A partir de ahora, siempre va a ser Beni Lakun, siempre va a ser el cabrón que enseña a una niña a fumar.