El clasicismo es una opción que siempre gusta. Ayer vimos uno de los clásicos más clásicos. Y como se preveía, arrasó, encantó.
Ser o no ser es un referente universal de la comedia, un ejemplo de película de toda la vida que quedará para toda la vida. Y lo es por muchas razones.
La primera es su tema. Lubitsch es capaz de afrontar un tema tan sumamente grave con el humor de las cosas banales. La segunda es su condición de farsa. Lubitsch hace que el teatro se vuelva vida y la vida, teatro. La tercera es su precisión. Lubistch afila las escenas hasta encontrar la máxima depuración.
Con ello logra de forma simultánea tres cosas. La primera es que te rías, la segunda es que te rías de lo que vives y la tercera, es que te ríes de lo que vives sin parar. Ese tema, esa farsa, esa precisión confieren unos diálogos llenos de profundidad y subtexto, que se suman uno detrás de otro hasta darle un ritmo imparable.
Es el ritmo de la comedia clásica, el ritmo de las buenas comedias. Esas comedias donde nada es lo que parece y todo se parece a nosotros mismos. Esas comedias que no son sino la forma inteligente y divertida de hablar de las cosas serias.
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3 comentarios:
No siempre tenemos que estar en una constante lucha sobre nuestros gustos, Mato. También es cierto que muchas veces coincidimos en nuestros gustos y criterios.
Ser o no Ser, To be or not to be, me trae muchos recuerdos de mi infancia, me trae muchos recuerdos de lo que es el cine. Una obra maestra, una película que está fuera de la escala, el 10 se le queda pequeño.
Estoy de acuerdo, Nando. Como toda peli que uno asocia a la infancia, queda fuera de la escala. Aunque sea Karate Kid, aunque sean Los Goonies.
Pero más si es un verdadero clásico como éste
Estoy de acuerdo, Nando. Como toda peli que uno asocia a la infancia, queda fuera de la escala. Aunque sea Karate Kid, aunque sean Los Goonies.
Pero más si es un verdadero clásico como éste
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