martes, septiembre 15, 2009
GORDOS (Daniel Sánchez-Arévalo): 7,5
Con sólo dos películas, Daniel Sánchez-Arévalo ya es un autor. Ya tiene una personalidad propia. Ya tiene un hueco en el cine español.
Tiene un hueco por su apuesta, por su estilo, por sus resultados. Por proponer un cine comercial que al mismo tiempo no lo es. Por hacer de la realidad paisaje, y subvertir ésta hasta encontrar su mundo propio.
En este camino, Sánchez-Arévalo demuestra muchas cosas que nos llevan a querer a sus personajes, a sentirlos cerca, a reírnos con ellos, a ansiar un final feliz que ya van dos veces que parece más soñado que real.
Lo primero que demuestra es su conocimiento del mundo. A diferencia de muchos autores que parecen llevar un camino paralelo al del mundo en el que viven, DSA no se sumerge en éste, sino que se nota que lo vive todos los días. Por eso sus personajes pueden ser a veces esquemáticos por representativos, pero nunca son tópicos, siempre tienen matices, verdad. Siempre puede ser alguien que se parece a nosotros.
Y eso es lo que lo lleva a su verdadera comercialidad: el sentir que sus personajes pisan el mismo mundo que nosotros, que se enfrentan a conflictos parecidos a los nuestros. Que se autoengañan y se equivocan a diario. Que hacen planes para ser mejores, que se empeñan en buscar la misma piedra en la que se tropezaron.
Tantos personajes y tanta verdad siempre consiguen risas, no siempre consiguen verdad. La verdad la consigue cuando logra diluir su tendencia al exceso para generar comedia. Cuando logra atenuar ésta y centrarse en lo brutal de la historia, aparecen momentos tan maravillosos como todos los de la historia de la embarazada y su marido que no la mira. Sólo por cada escena de Roberto Enríquez merecería la pena pagar la entrada, merecería que fuera cine realmente comercial. Pero hay eso y hay mucho más. Hay risas aseguradas, hay lágrimas que aparecerán sin que apenas te des cuenta.
Es el peso de la autoría, es el peso de la verdadera personalidad.
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