Últimamente todo el mundo me pregunta lo mismo: ¿cómo pudiste hacer un largo que cuesta 150 veces menos que una película media?
Me gustaría decir que tengo el secreto del Santo Grial. Pero no. Lo que sí tengo es una experiencia en que lo he hecho. Seguro que hay otras distintas, otras mejores. Pero ésta es la mía.
Y parte de una premisa: aunque esté de moda, bajar costes no consiste en reducir máquinas, en bajar el caché de los profesionales, en no pagar a nadie. Esa es la vía del fracaso seguro. Al menos para mí, la clave está en conseguir una historia que lo permita, que incluso lo favorezca. Por eso ésta es mi fórmula, éste es mi DECÁLOGO de cómo hacer una peli realmente barata:
1. Busca una historia diferente. Y cuando ya la has pensado, asegúrate de quitarle explosiones, persecuciones, efectos digitales.
2. Sitúala en lo que ya existe: la calle es gratis, tu casa también.
3. Crea un argumento que justifique tus imperfecciones. Ya puestos, que incluso lo eleve a norma de estilo.
4. Juega el arma que tú tienes y los ricos, no: encontrar la identificación del espectador.
5. Trabaja mucho, mucho el guión. Es lo único gratis.
6. Comprime el tiempo de la historia. Si logras tiempo real, logras realidad.
7. Menos es más. Cuantas menos escenas, más fuerza tiene cada una. Así que acércate lo más que puedas a tener una única escena.
8. Menos es más II. Cuantos menos personajes, mejor definido cada uno. Así que acércate lo más que puedas a tener un único personaje.
9. El cine es glamour: pónselo. No hace falta pasta, se puede conseguir con trajes adecuados, peinados cuidados y paisajes bonitos.
10. Encuentra unos profesionales excelentes. Tú ni sabes, ni puedes hacerlo todo, contrata a especialistas que corrijan todos tus defectos.
Todo ello no asegura una buena peli. Pero puede permitirlo, puede que el coste deje de ser el único factor por el que no te lanzas a la piscina. Ahora ya no tienes excusa.
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