Sus conflictos son de tal simplismo que sólo el humor paródico podía haber hecho que éstos crecieran. Y sin embargo, Pau Freixas (más que su guionista Espinosa) deja su huella al seguir apostando por el drama, por su propia peli. Al creer en él mismo, en su historia. Y es entonces cuando la peli se eleva, cuando toma su propio vigor, cuando empiezas a quererlos, cuando sientes que su verano es tan importante como el tuyo. Es entonces cuando en la parte final llega a hacer verdad lo que hasta entonces sólo era la película que quiso ser Los Goonies.
Un intento (bastante lejano) de acercarse a Verano Azul y a ET. Lo mejor la música.
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