miércoles, mayo 20, 2009

LA VERGÜENZA (David Planell): 6

La papelera está llena de historias tiradas. Son argumentos excelentes cuyo desarrollo es incapaz de aprovechar su potencial. Generalmente son problemas de guión, raramente de dirección. La vergüenza no pertenece a esta categoría.
En la papelera apenas hay guiones estupendos cuya ejecución es incapaz de hacer realidad el papel. La vergüenza sí pertenece a esta categoría.
El argumento es insigne. Una pareja izquierdista, biempensante, educada para no dar a su hijo más que reprimendas cursis se encuentra con que su hijo adoptado es poco menos que el diablo vestido de peruano. Y ni quieren ser racistas, ni quieren ser dictadores. Eso les conmina a ser lo que no son, a ser lo que han aprendido a no ser. Y eso les sitúa en un punto en que cada uno tiene un interés opuesto.
Partiendo de esta premisa y siendo David Planell fiel a su propio estilo, a los diálogos afilados y mordaces, al tiempo real y espacio único, el director podía haber confiado en su material y lograr una película épica en lo íntimo, capaz de hacer discurso de cada discusión, metáfora de cada actuación.
Sin embargo, no lo hace. Alguien le convence de que se vuelva más cinematográfico. Y sale innecesariamente de la casa. Y mete el innecesario personaje de la criada que es madre. Y dobla al niño actor. Y no respeta el tiempo real. Y rueda mal y encuadra peor.
El guión es tan poderoso que todo ese cúmulo de malas decisiones no dan traste con la película. Y consigue situaciones potentes, risas varias y un par de momentos notables. Pero sigue quedando el poso de lo que pudo haber sido. De lo que no es. Todo por no haber sido fiel a sí mismo.

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