Para Scorsese, el cine ha dejado de ser un medio de autoexpresión para devenir en un espectáculo. Pero qué espectáculo.
Pocas veces se consigue ver una película de intriga en la que te aten a la butaca y te lleven en un tour de force repleto de giros y subgiros de trama. Lo hace gracias a su infinita capacidad de narración, a unos actores apropiadísimos y sobre todo, gracias a un montador en estado de gracia que transforma en creíble lo que para otro habría sido increíble. De este modo, desde que uno se sienta en el cine hasta que, aturdido, se levanta, sus párpados no se han movido; sus pestañas, tampoco. Todo el cuerpo se ha visto sometido a una agitación continua, que ha sobresaltado sus emociones, que ha obviado el corazón.
Y aquí está el único defecto de la película junto a su condición de no original. No está claro si es sólo producto del acortamiento de la peli o si es cosa de la pérdida autoral de Marty, pero lo que sí está claro es que, película tras película, Scorsese obvia aquéllo que mueve su corazón. Sus problemas de fe ahora sólo son un prólogo que meter con calzador, sus antiguos problemas de adicciones ahora no son más que una llaga de un personaje cuaternario, su cinefilia militante ahora no es más que motor de algún homenaje tan obvio como baldío. Scorsese ya no está en lo que narra y por eso el espectador ya no llora lo narrado. Por eso ha saltado de su contemporáneo De Niro a su posible hijo Di Caprio. Por eso acepta al excesivísimo Nicholson por encima del sublime y amigo Keitel. Por eso toma al correcto Damon, y lo eleva hasta ser el mejor de la función.
Pero Scorsese es un genio. Capaz de mover las mandíbulas de cualquier espectador, capaz de acribillarle a balazos de tensión, capaz de escribir sin ponerse ante un papel en blanco, capaz de reinventarse de autor en artesano. Capaz de ser el mejor de los artesanos.
No me he resistido a leer tu crítica antes de escribir la mía. Y dejando abierta entonces la duda de si plagio o no, quiero resaltar algunas cosas que también Mato comenta.
ResponderEliminarLa primera es la esperanzadora capacidad de Scorsese de hacer de un tema más que tópico, aburrido, una película de verdadera intriga, que estás deseando que acabe porque no aguantas más sentado en la incomoda butaca del suspense. Personalmente es la primera vez que puedo calificar una película de tiros con algo más allá que "entretenida". Mirada con cierta perspectiva, hasta me recuerda a Match Point en las sensaciones que genera.
Segundo: Di Caprio crece, Damon madura, Nicholson vuelve a hacer de Jocker y el resto hacen de bandeja de plata para servirnos unos personajes extremos pero reales. Siento la angustia de Di Caprio, no alcanzo a imaginar la frialdad de un policia corrupto desde el principio y considero un regalo una trama bien montada.
Con todo lo bueno, también es cierto que se me hizo larga, no se si por la tensión o por otra cosa,pero esos minutos son necesarios, aunque insospechados. Como en las novelas de Agatha Christie, es imposible aventurar el desenlace.Además, si bien se disfruta, creo que no es una obra fácil de ver, exige de nuestra parte tolerar ciertos excesos, adecuarnos al ritmo de los personajes y aceptar un manejo de la tensión narrativa diferente a lo convencional.ah¡ por cierto, tampoco acaba como siempre...
A mí también me gustó. La última media hora, aunque es necesaria para la historia, roza el exceso. Hubiera sido perfecto que la peli durara 2 horas pero sabiendo que en la primera versión que se hizo duraba más de tres, me parece un logro como está.
ResponderEliminarMe quedé intranquila al final de la peli... Había algo que se me escapaba.. Un no sé qué que queda balbuciendo... Y de pronto identifiqué el tipo de duda que sólo deja tras de sí la incongruencia... ¿Cómo puede Scorsese condenar al soplón tan rotundamente? ¿Cómo puede equipararlo a una rata de alcantarilla independientemente del bando al que pertenezca? ¿cómo puede el hecho de ser soplón ser más grande que la persona y merecer todos por ello la muerte? ¿cómo puede pues dar a enteder que no hay acto más vil que el del soplo después de haber apadrinado el óscar honorífico del soplón de Elia Kazan? ¿Se está riendo de Hollywood? ¿Está expiando a través de su obra algo que le había dejado intranquilo? ¿O es simplemente un genio que está ya por encima de todo?
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