domingo, julio 02, 2006

UNA HISTORIA DE BROOKLYN (Noah Baumbach): 6,5


Hay películas muy trabajadas que no llegan a alcanzar la verdad. Sin embargo, es frecuente encontrar películas apenas pensadas que encuentran la sinceridad. "El calamar y la ballena" es una de éstas.
Partiendo de una premisa que, aunque no lo sepas, se nota vivida por el propio guionista y director, te mete en una historia sin apenas variaciones pero tampoco reiteraciones. Es dura y fea, pero también tierna y bella. Es fuerte e inhumana, pero también sincera y humana. Pero sobre todo es coherente. Es coherente con sus personajes y con sus vidas. Es coherente con sus actos y sus palabras. Es coherente en sus formas y en sus fondos.
Es tan coherente que a veces se echa un poco de menos más lucimiento en la fotografía o en las interpretaciones, en hallazgos de guión o en gags centelleantes. Se echan algo de menos, pero apenas tienes tiempo para darte cuenta porque es tal el ritmo al que narran esta historia de separaciones y soledades, de uniones y encuentros, que a veces importa más la amargura que queda que las propias situaciones. No es el producto del trabajo, es el producto de la verdad.

5 comentarios:

  1. Anónimo7/7/06 18:09

    Bah, bah, bah. Película flojita donde las haya. Para eso es mejor quedarse en casa.

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  2. Para gustos, los colores. Para quedarse en casa, hay toda la vida

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  3. La preguna no es si "Una historia de Brooklyn" es flojita o fuertecita, es si cumple lo que promete, si te la crees y si transmite aquéllo que busca. En mi caso, sí lo es. En mi caso, me convenció. Y lo hizo con enorme homogeneidad entre forma y fondo

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  4. Enhorabuena por haber incluido fotos en el blog!

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  5. Gracias, ha habido una cierta torpeza por mi parte. Creí que era más difícil de lo que era.

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