miércoles, junio 24, 2009

Cine Forum: AZUL (Krzystof Kieslowski)


No sé si considerar el cine forum de anoche como un fracaso. Quizás es la única forma en que puede llamarse a una convocatoria oficial para ver "Las uvas de la ira" en que el presentador se prepara "El hombre que mató a Liberty Valance" y acabamos teniendo que ver "Azul". Quizás es la única forma en que pueda llamarse a una sesión en que el proyector ganaba y perdía color como si estuviera en el casino. Quizás es la única forma en que puede llamarse a una sesión en que dos de los asistentes dicen haber caído bajo el influjo del sueño y otra, con inusitada corrección política, dice "que le han encantado las imágenes". Quizás sea la única forma de llamarlo, pero me niego a hacerlo.
La obra seminal de la trilogía gala de Kieslowski es una experiencia para los sentidos. Todos ellos se unen a través de la vista y el sonido para regalar belleza. Una belleza de una profundidad sin par. Una belleza que puede animar a la reflexión o  sólo a la vivencia, pero una belleza que siempre está ahí.
El terrón de azúcar mojado por el café hasta caer sobre él, desparramando el líquido. La cuchara que regala la imagen convexa de Julie. La anciana que trata denodadamente de reciclar la botella de cristal. La madre que vive los deportes de riesgo a través de la televisión. El pentagrama que es leído generando coros. La  lámpara de piedras preciosas. El café dejado sobre el colchón, junto a la cabeza del amante. El ojo que se vuelve espejo. El plano final de Julie, dejando que los matices se impongan en su vida.
Hay tantas imágenes de una belleza descomunal, tanta música nacida para epatar, que por más que el argumento y las intenciones sólo provoquen preguntas, la experiencia es inigualable.
Puede que la única forma de llamar al cineforum de ayer sea "fracaso". Puede ser, pero también puede ser que fuera una experiencia única.
OTRAS RECOMENDACIONES DEL AUTOR:
  1. Rojo
  2. Blanco
  3. La doble vida de Verónica
  4. No matarás
  5. No robarás

lunes, junio 22, 2009

Videoclip

Os adjunto un excelente videoclip en el que aparte de la extraordinaria canción, lo que más destaca es la actuación de un no actor, que demuestra por qué no lo es: yo.


PARQUE VÍA (Enrique Rivero): 10

Ya sé que soy un poco pesado, pero es que ayer volví a verla y como me ocurrió la anterior vez, no consigo olvidarla. 
Cuando en medio de un silencio fantasmagórico,  acaba la peli y empiezan los títulos de crédito, algo comienza a moverse en tu interior. Cuando los títulos de crédito prosiguen, entra dentro de uno algo enorme, una tristeza existencial que se mete dentro de ti para hacerte mejor. Cuando sales de la sala, sigues sobrecogido. Cuando al día siguiente te levantas, la peli sigue en tu cabeza, sigue en tu corazón, está llegando al alma. A los pocos días penetra en el alma.
Hay pocas pelis que se quedan para siempre en tu conciencia. Ésta es una de ellas.

domingo, junio 14, 2009

WINTER LIGHT (Ingmar Bergman): 7,5


Ayer me dispuse a ver la supuesta obra maestra de Bergman. Lo hice por amistad y por obligación. Resulta que un amigo tiene que dar una charla acerca de la peli y me pidió ayuda. Ya de paso, me servía a mí para tratar de rellenar el vacío cultural que tengo con toda la obra del sueco.
Sólo he visto cuatro o cinco de sus pelis. Y debo ser un paleto porque me gustan más aquéllas que no dirige él. Supongo que será que la suma de su extrema profundidad y la aridez de sus formas y montajes se me hacen excesivas.
El caso es que me puse delante de la peli con el mismo miedo que con un ciclo que acababa de intentar tragarme de Andrej Tarkovski. Digo intentar porque no logré terminar una sola de sus obras. Y eso que mi criterio de selección era bastante claro: de entre las buenas, sólo aquéllas que duraran menos de 100 minutos.
Mi miedo se empezó a concretar con el primer plano del filme. Un plano bellísimo de una Misa que no termina. Durante diez minutos asistí a dicha imagen. Tomé la carátula para volver a comprobar que la tortura sólo duraba 80 minutos. Sin embargo, me equivoqué. Al momento, comencé a olvidarme de la duración.
Bergman entró en escena. Sus eternas cuitas con Dios se hacían carne en la voz de un reverendo. El conflicto era tan claro como el que todos vivimos en nuestra relación con Dios. Las preguntas no eran nada originales, eran universales. Lo no universal es la elección de esa forma tan poco cinematográfica (o al menos, americana) que consiste en mostrar, no sugerir. Así, las preguntas y dudas son tan explícitas que pueden generar identificación, casi nunca narración.
La seriedad de lo que cuenta es tan brutal que no hay lugar para el humor. No hay lugar para la dramaturgia. No hay lugar para exponer planos bellos o anécdotas reveladoras. Todo está en el verbo de Bergman, en las nada sutiles dudas del protagonista, en la dureza con la que castiga su amor a la chica, en la explicable  incomprensión con que vive Max von Sydow. 
Si decía Kieslowski a través de Juliette Binoche que "Nada es importante", Berman opina exactamente lo contrario. Para él, todo lo es. Y serlo impide obviarlo. Su extrema coherencia le lleva a poder ser un pesado, a pecar de trascendente cuando su conflicto es bastante obvio y su expresión todavía lo es más,  a no permitir que la belleza entre, a proporcionar un final redondo sin aprendizaje, a no dejar asomar momentos de felicidad en una vida esencialmente sin destino.
Claramente, Bergman no disfruta del viaje. Yo sí pienso hacerlo. Y para ello, veré las menos posibles pelis suyas. No porque no me gusten, sino porque me aportan cien veces menos pensamiento que otras, y millones de veces menos emociones.

martes, junio 09, 2009

Cine Forum: EL SILENCIO DE UN HOMBRE (Jean-Pierre Melville)



Si por definición, la eficiencia es el cumplimiento de un objetivo con el menor número de recursos, "Le samouraï" es la película más eficiente de la historia. No por rentabilidad económica, que seguro que lo es "El mariachi" o "El proyecto de la Bruja de Blair", sino por rentabilidad cinematográfica.
Es imposible realizar una peli con menos recursos cinematográficos. Apenas hay un traje y un sombrero, una pistola, un policía, el prota, la chica del prota, el malo y la chica del malo. Sólo existen los recursos tradicionales del cine negro. No hay nada más. Existe eso y la lluvia y la atmósfera. Existe eso y el descomunal talento de un autor en estado de gracia.
Todos esos escasos recursos podrían haberse utilizado para hacer un thriller de los de siempre. Esos filmes de cine negro en que abunda la información y el espectador tiene que estar atento a captarla toda y situarla en el momento adecuado. Aquí, no. Aquí apenas hay información. Y toda la que da es sustancial, cambiaría la película sin ella.
De hecho, probablemente la peli sería distinta sin uno solo de los elementos, sin uno solo de los planos, sin uno solo de los diálogos. Melville lleva al extremo la economía de medios y datos para construir una intriga prácticamente muda, donde todo es sustancial, nada es accesorio, todo es verdad.
Y lo mejor de todo es que con ello, no realiza un ejercicio de estilo, sino que consigue una trama que te ata a la butaca, te clava pegado a su protagonista, te regala una belleza triste e infinita, te emociona con uno de los finales más elípticos, sorprendentes y redondos que se recuerdan.
No consigo quitarme esta peli de la cabeza. Cada vez que pienso en ella, veo que hay detalles decisivos para la trama que se me habían escapado. Ayer nuestro debate duró más de media hora. Necesitaríamos otras doscientas horas para captarlo todo.
Por todo esto brindo por Melville, brindo por su trama y sus imágenes, brindo por su eficiencia. Por todo esto brindo por Alain Delon y por su silencio, el silencio de un hombre, la dignidad de un samurai.

domingo, junio 07, 2009

HACE MUCHO QUE LA QUIERO (8,5): Philippe Claudel


Hay películas que son una mierda por fallar un solo factor. Si casi siempre es el guión, hay alguna vez que pueden ser los decorados, y también alguna que puede ser el actor. Todos recordaremos siempre Carne trémula como la película que hubiera podido ser sin Liberto Rabal.
Hay muy pocas películas que son lo que son sólo por un factor, sólo por un actor. Hace mucho que la quiero es la única que conozco.
El guión plantea un conflicto imponente, pero podría haber dado lugar a un telefilme. La fotografía es floja tirando a muy floja. El montaje es sólo correcto. Nada brilla en la peli salvo el color gris del argumento y de sus componentes técnicos. Sólo brilla una cosa. Pero reluce más que el 95% del cine moderno. Y esa cosa es Kristin Scott Thomas.
Su actuación es lo más impresionante que he visto en una pantalla en los últimos quince años. Sólo soy capaz de recordar a Victoria Abril en Felpudo maldito para acercarme un mínimo a lo que me ha hecho vivir esta mujer. Su actuación está tan cargada de fuerza, de contención, de matices, de dobles y triples expresiones en una sola mirada que no dejas de creer ni un instante que alguien pueda ser capaz de ir tan lejos.
Todas las escuelas de interpretación deberían ofrecerla. Porque ella y sólo ella es la que es capaz de convertir un producto estimable en casi una obra maestra. Ella y sólo ella es capaz de convertir un drama en lágrimas, una dura vida en una verdad apabullante.
De esta peli quedarán mil planos. En todos estará ella. Esta peli hará que pase a la historia. Hará que se diga que en El paciente inglés actúa la chica de Hace mucho que te quiero.

miércoles, junio 03, 2009

Cine Forum: BAJARSE AL MORO (Fernando Colomo)



Ayer recorrimos un camino distinto al habitual. Ayer bajamos al moro.
Eso supuso alejarnos de las películas trascendentes y centrarnos en la magia de la comedia aparentemente banal. Pero no lo es.
Siempre se ha dicho que la comedia es la mejor forma para hablar de las cosas serias. No sé cuánto hay de interés en Colomo en hablar de las cosas serias. Sí sé que por el camino no paro de reírme, pero el caso es que surgió un debate tan serio como cuál es el camino hacia la felicidad: si hacer tu propio camino o replicar el enseñado por tus padres.
Francamente yo no lo sé. Y quizá tan poco me importa. Lo que sí sé es que esta película es de las que elijas uno u otro, te acerca a ser mucho más feliz. Lo que sí sé es que hace que te mueras de la risa. Que en el encuentro entre el vodevil, el costumbrismo y la crítica social se alcanzan momentos tan desternillantes como las irrupciones de Chus Lampreave, como las ladillas de Juan Echanove o como el cura haciendo apostolado progre.
El caso es que, como en todo el resto de su trayectoria, Colomo capta la esencia de la vida del momento, le pone su descomunal sentido de la ironía y te ofrece las consecuencias de los actos. Y todo sin necesidad de dar discursos, sin necesidad de posicionarse y decirnos cuál es el camino correcto, sin buscar más que poner la cámara y dar ritmo a vidas tan reales que al estirarse, simplemente producen gracia, nueva felicidad.

OTRAS PELIS RECOMENDABLES DEL AUTOR:
  1. La mano negra
  2. La línea del cielo
  3. Allegre ma non troppo
  4. Los años bárbaros
  5. Cuarteto de La Habana

lunes, junio 01, 2009

PARQUE VÍA (Enrique Rivero)


Dentro de un par de semanas se estrena una película que no es sino una joya. Y una joya que no parte de una gema, sino de una piedra.

La película se llama "Parque Vía", la hizo en México un madrileño y se estrena en quince días. Pero tengan por seguro que pasará sin silencio por nuestras carteleras. Pasará y quedará. Porque es una peli especial, porque es una peli de las que no se olvidan.

Hace ya tiempo que la vi. Y no se va de mi conciencia. Te penetra y se queda. Su protagonista tiene tanta fuerza que entra como un taladro en tu cerebro y se queda para siempre. Hacía muchos años que no sentía tanta emoción por un personaje, tanta empatía por una persona fílmica. La creación de Enrique Rivero está tan llena de vida que, minuto a minuto, sientes la vida pasar y ésta te apasiona. Retrata la rutina de una forma tan veraz como cinematográfica, y siendo fiel a la vida misma, logra convertir el tedio en pasión, y la pasión en acción.

Sus recursos no parecen los de un novato. No busca epatar en ningún momento. No busca contar todo lo que es él y todo lo que piensa. Todo lo contrario. Se resiste a contar más que lo que la historia da. Y la historia no da para mucho. La historia sólo da para contar la vida. Y la vida lo es todo.

Por eso "Parque Vía" entra dentro de las conciencias y dentro de los corazones. Lo hace a ritmo lento, al ritmo de la vida. Lo hace a ritmo constante, al ritmo de la vida. A fuerza de ritmo vital, al final no queda dentro de uno sino la vida.

Su película no imita a la vida ni imita a la ficción, la ficción es vida, y la vida es ficción. Por eso te lo crees todo, por eso amas a su personaje como amas a tu novia o a tus amigos. Lo quieres por sus defectos, lo quieres porque es como es. Por eso quieres que salga de ésta, por eso quieres que siga encerrado en "Parque Vía".

FICCIÓN (Cesc Gay): 9


Hace ya un año largo que se estrenó esta película. Su paso por las carteleras fue tan silencioso como su protagonista. A ello le encadenó su idioma original, el catalán. Su paso por los festivales fue tan silencioso como el paraje donde se desarrolla. A ello le encadenó la ceguera de los críticos.
Ávidos de películas pedantes y pretenciosas, la pequeñez y precisión de la película de Gay generó un inusitado ostracismo. Creo que fue injusto. El tiempo me dará la razón. Y si no me la da, seguiré pensando lo mismo.
Y es que ayer pude volver a verla por segunda vez. Lejos del posible impacto de los focos, de la sorpresa ante el que no espera nada, la propuesta del creador de las notables Krampack y En la ciudad se convierte en sobresaliente. No hay razón para no dejarse llevar por su silencio, por sus pausas, por sus atmósferas, por sus miradas, por su condición de metacine, por su descomunal romanticismo.
Algo hay en ella que me pega en cada uno de los planos, en cada una de las insatisfacciones de los recién cuarentones, en cada una de las no decisiones que toman. Algo hay en ella que me ata a sus emociones y me hace vivir las mías. Algo hay en ella que me genera tanta admiración intelectual como olvido de su condición de obra para convertirse en vida. En una vida que imita a la ficción. Como la ficción imita a la vida.